sábado, 26 de mayo de 2012

Trabajo final: Martino, el eje de una revolución


Siempre se pregona con que el tiempo efectiviza cambios, el largo plazo, el mantener una forma constante de pensar y llevarla a cabo, hace que el objetivo tome forma y empiece a camuflarse en la realidad. Difícilmente alguno podía prever este presente en Newell’s Old Boys, más aun cuando su pasado inmediato no sólo fue nefasto institucionalmente, sino que lo que más lo marcó fue su declive futbolístico. 

 

Todas las variantes marcaban que el conjunto leproso se preparaba para un final de temporada 2011/ 2012 para el olvido, con sufrimiento y desazón, con tristezas y fracasos, con ilusiones rotas y finales indeseados. Todos los caminos marcaban ese destino, pero no se tuvieron en cuenta todas las posibilidades antes de adelantarse al futuro próximo.
Gerardo Daniel Martino es el gran responsable del cambio total del panorama rojinegro. Es que el presente de Newell’s marca esa única variante. No existe forma de explicar sino cómo es que el conjunto del Parque Independencia, de un campeonato a otro, pasó de ser punto a banca. Si será para el olvido el Apertura 2011, que lo encontró a los leprosos con tan sólo un triunfo en la penúltima posición de la tabla.

Contrastante, renovada, y llena de ilusión es la imagen que ha creado el Tata Martino de su club y de su equipo. Los protagonistas son los mismos, salvo el actor principal. Misma plantilla de jugadores que el anterior torneo, con sólo dos incorporaciones que lejos están de ser las figuras de este Newell’s 2012.

El conjunto rojinegro, hoy ha encontrado una forma de juego, un estilo, una identidad. Logró imponer sus figuras, reimpulsarlas y volvió a confiar y creer en ellas. Martino ha sabido aprovechar el corto plantel leproso y potenciar a un nivel superior cada pieza de ese rompecabezas que es justamente uno de los equipos animadores del campeonato.

El medio campo le dio vida, juego, creación y estilo al fútbol que el entrenador rojinegro pretende. Con las figuras de Lucas Bernardi y Pablo Pérez, ha podido construir una dupla de volantes que con funciones simples y comprensibles, pudieron llevar a un punto muy elevado su nivel futbolístico. Si tendrá incidencia Martino, que lejos quedaron aquellos días donde el responsable del declive deportivo se le adjudicaba a uno de los ídolos del club, su actual capitán, y no a una serie de malas decisiones en conjunto con una sobrada falta de ideas y carácter para conducir los hilos de un equipo de primer nivel.
 

Lejos de creérsela, de figurar, de ser quien se ponga todos los laureles, Martino decide mantener distancia del exitismo. Inteligente, capaz y exitoso y sobretodo humilde. Ha logrado que este grupo de jugadores los cuales no podían ganar más de un partido el campeonato pasado, hoy sean considerados uno de los mejores equipos.


Los preparó para asumir responsabilidades y una vez más su forma de trabajo le entrega los resultado esperados, que van más allá de lo numérico o los logros alcanzados. Apunta justamente al entendimiento de un mensaje claro, puro y optimista, el cual se encuentra completamente desasociado de intereses particulares por sobre los colectivos.

Es así que Newell’s podrá o no lograr coronarse campeón en el Clausura 2012, pero eso quedará de lado sólo para aquellos que hayan podido y querido entender el real mensaje que Gerardo Martino brindó a lo largo de este semestre. Quien se quede con la frustración de no haber podido agregar una estrella a su escudo, lamentablemente generará que lo logrado para llegar a ese punto definitorio quede en el olvido. Y que justamente el no ganar tome una importancia que es indebida para los valores del entrenador leproso.

Gerardo Martino no necesitó hacerse fama por haber relegado ofertas millonarias antes de llegar a su querido Newell’s, no ha temido al momento que la institución de sus amores atravesaba en lo institucional y futbolístico, no se ha dejado llevar por temores, todo lo contrario. Supo que era el momento, lo estudió y llevó a cabo un plan riguroso. Arriesgó su imagen, con la seguridad de saber que contaba con un carácter optimista, con el público adecuado y las variantes suficientes como para en menos de cuatro meses crear una revolución, que llevó a los descreídos a confiar y a los más débiles a seguir luchando por un objetivo noble. Y todo gracias a Gerardo Daniel Martino, el eje de la revolución leprosa.

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